Los champiñones son ricos en proteínas, vitaminas y minerales. Tienen muchos beneficios para la salud y son muy versátiles en la cocina. Puedes usarlos para preparar una gran variedad de recetas, como cremas, revueltos, pizzas o ensaladas. Pero, cuidado, porque también pueden estropearse y causarte problemas de salud si los consumes en mal estado. Por eso, en este artículo te vamos a enseñar cómo saber si los champiñones están malos y qué hacer para evitarlo.

¿Por qué se estropean los champiñones?

Los champiñones son hongos comestibles que crecen en lugares húmedos y oscuros, como los bosques o las granjas. Existen muchos tipos, pero los más conocidos y consumidos son los blancos o de París, que tienen un sombrero redondo y un tallo corto. Se pueden conseguir frescos o enlatados en el supermercado. Los champiñones enlatados se pueden conservar fácilmente siguiendo las instrucciones del etiquetado del envase.

Los champiñones frescos han de conservarse en refrigeración, envueltos y protegidos del resto de alimentos.

Las causas por las que se ponen malos suelen ser por exponerlos al aire, al calor o a la humedad. Esto favorece el crecimiento de bacterias y hongos que los deterioran. Cuando están en mal estado pueden tener un aspecto, un olor o un sabor desagradable, y pueden provocar intoxicaciones alimentarias si se ingieren. Por eso, es muy importante saber reconocer los signos de que los champiñones están malos y desecharlos si es el caso.

¿Cómo saber si los champiñones están malos?

Para saber si los champiñones se han estropeado, nos fijaremos en cuatro aspectos: el color, el olor, la textura y el sabor. A continuación, te explicamos cada uno de ellos:

Color. Los frescos tienen un color blanco o crema, con algunas manchas marrones claras. Si tienen manchas marrones oscuras, negras o verdes, significa que se han oxidado o que tienen moho, y que ya no se pueden comer. También hay que descartar los champiñones que tengan un color amarillento o rosado, ya que indican que están viejos o que han sido expuestos al sol.

Olor. Deberían tener un olor suave y agradable, que recuerda a la tierra o a las nueces. Si los champiñones huelen a amoníaco, a pescado o a vinagre, significa que se han podrido y que ya no se pueden comer. También hay que evitar los champiñones que no tengan olor alguno, ya que pueden estar secos o haber perdido sus propiedades.

Textura.  La textura normal es firme y elástica, que se nota al tocarlos o al cortarlos. Si están blandos, viscosos o arrugados, significa que se han deshidratado o que se han infectado con bacterias o hongos, y que ya no se pueden comer. También hay que rechazar los champiñones que estén demasiado duros o que tengan el sombrero o el tallo agrietados, ya que pueden estar contaminados o haber sufrido cambios de temperatura.

Sabor. Estas setas tienen un sabor dulce y delicado, que se potencia al cocinarlos. Si tienen un sabor amargo, ácido o rancio, significa que se han estropeado y que ya no se pueden comer. También hay que descartar los champiñones que no tengan sabor o que tengan un sabor extraño, ya que pueden estar adulterados o haber perdido sus nutrientes.

¿Qué hacer para evitar que los champiñones se estropeen?

Para evitar que los champiñones se estropeen, hay que seguir unas pautas de compra, almacenamiento y consumo. Aquí te damos algunos consejos:

Compra. Elígelos frescos, enteros y de buena calidad, que tengan un aspecto limpio y brillante, y que no presenten manchas, cortes o golpes. Evita los champiñones que estén envasados o que estén expuestos al sol o al calor. Si compras champiñones enlatados, revisa la fecha de caducidad y el estado del envase, y asegúrate de que el líquido sea transparente y no tenga espuma o sedimentos.

Almacenamiento. Guardalos en la nevera, en un recipiente cerrado y forrado con papel absorbente, que evite el exceso de humedad y el contacto con el aire. No los laves ni los peles hasta que vayas a usarlos, y consúmelos en un plazo de una semana. Si quieres congelarlos, lávalos, sécalos, córtalos y ponlos en una bolsa de plástico, y consúmelos en un plazo de tres meses.

Manipulación en la cocina. Lavalos con agua fría y quítales la parte inferior del tallo, que suele estar sucia. Pela el sombrero solo si está muy manchado o dañado, y córtalo según la receta que vayas a preparar. Cocina los champiñones a fuego medio-alto, sin añadir mucha grasa ni sal. Si quieres disfrutar de su textura y sabor, no los dejes demasiado tiempo al fuego.

Consumo. Disfruta de los champiñones en ensaladas, sopas, guisos, tortillas, pastas o pizzas, y combínalos con otros ingredientes, como ajo, perejil, queso, jamón o pollo.

Los champiñones son unos hongos deliciosos y saludables, que puedes incluir en tu dieta para beneficiarte de sus propiedades. Pero, como todo alimento, también pueden ponerse malos y causarte problemas si los consumes en mal estado. Por eso, es importante que sepas identificar el aspecto de estas setas cuando no se deberían consumir y qué hacer para evitar que se estropeen. Así, podrás disfrutar de los champiñones sin riesgos y con todo su sabor. ¡Esperamos que este artículo te haya sido útil y que te animes a probar los champiñones en tus recetas favoritas!

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